Nos vimos durante un buen rato. No, es más, perdí la noción del tiempo, habría
podido ser un día entero o un minuto apenas. ¿Por qué? Me pregunté yo, por qué
tenemos qué hacer esto cada que nos encontramos. Y ella, pequeño insecto, parecía cuestionar lo
mismo. No, es más, estoy seguro que cuestionaba lo mismo. ¿Por qué?
Desde hoy por la tarde, las
moscas para mí han perdido relevancia. Cada vez más me vuelvo como mi hermana,
ese fardo peludo apático.
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