A veces, cuando camino por los lugares de todos los días, a las mismas horas, soy consciente de un pequeño roto en el velo de la rutina. Una rasgadura insignificante más bien, como la carrera de una media. Y me lleno de asombro y maravilla; y me colman las dudas: ¿de cuántos detalles preciosos, extraordinarios, estará hecha la vida que ya se me fue? De cuánto me he perdido por andar casi siempre distraído en “ganarme la vida” que será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario